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el terere!!

Publicado por Sonia Lagerenza sábado, 21 de marzo de 2009







El terere, Bebida termica!!

Este material, de autor anónimo, al que realizamos numerosas adecuaciones, consideramos interesante compartirlo con los visitantes de esta pagina.




El tereré (infusión natural de agua con yerba mate) no es sólo una bebida. En Paraguay nadie toma tereré sólo porque tenga sed. Forma parte de la esencia misma del ser paraguayo. ¡Es como la seña de identidad!


El tereré genera un efecto exactamente contrario a lo que produce la televisión. El tereré te permite dialogar, si estás con alguien; y te hace pensar, cuando estás solo.



En Paraguay, cuando alguien llega a la casa, y luego del saludo –en la lengua materna, el guaraní, si hay afinidad y confianza– la segunda frase es: ¿Tereré? Esto pasa en todas las casas, sea de gente pudiente, o sea, en los ranchos humildes, en las urbes y en las campiñas, en departamentos o en las chacras.



Su popularidad es grande. Se comparte entre varones y mujeres, lo disfrutan por igual las “mujeres finas” o las divertidas e informales. Circula por igual entre hombres serios o inmaduros. Pasa de mano en mano entre los viejos de un geriátrico o entre los adolescentes y niños mientras estudian o se divierten.







¡Es lo único que comparten padres e hijos sin discutir ni echarse nada en cara! Incluso es un buen pretexto para superar barreras de tipo político ideológico, religioso o deportivo, pues lo comparten por igual colorados, liberales e izquierdistas, los católicos y protestantes, los fanáticos del Sportivo Luqueño, Olimpia o Cerro Porteño. ¡Todas las diferencias pasan a segundo plano gracias al tereré!



¡El tereré se comparte en todo tiempo y con todos! No importa la estación del año: Se toma tereré en verano como en invierno. Es lo único que es común entre empresarios y obreros, ejecutivos y agricultores, víctimas y verdugos, los intelectuales y analfabetos, los mediocres y los excelentes, los íntegros y los marginales, entre bancarios, policías, médicos, filósofos o vendedores ambulantes.


Cuando tienes un hijo, y le empiezas a invitar con tereré cuando lo piden, ya se sienten grandes.

Y como padres, sentimos un orgullo enorme cuando ese ser pequeñito, fruto de nuestra sangre empieza a tomarlo. ¡Pareciera que el corazón nos sale del cuerpo! Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. ¡Formar parte del “círculo o ronda del tereré” es cuando se descubre que se tiene alma!


Hay todo un rito en la preparación y la cebada del tereré. Se puede prepararlo de manera simple, al natural o frío, pero mejor con “yuyos” (hierbas medicinales), o agregando un chorrito de limón. Y el cebar tereré también exige un cuidado especial, “respetando la edad”, para ver quién debe cebarlo, pues debe hacerlo el más joven, y cuidar que “la ronda” siga una secuencia ordenada y con la pausa requerida, evitando los excesos (ni muy rápido ni muy despacio), y todo eso mientras se comparte un gratificante diálogo.


El tereré se comparte en todos los ambientes, sea el hogareño, el laboral, los círculos de amigos o de estudio y en los lugares de distracción. Para muestra basta un botón: Los teclados de las computadoras muchas veces tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas, haya inflación o carestía, con gobiernos militares o en democracia. Y si en algún momento termina la yerba, siempre hay un vecino que la tiene y que la facilita. ¡La yerba no se le niega a nadie!


El sencillo tereré es nada más y nada menos que una demostración práctica de la vivencia de valores:



- Es la solidaridad de compartir esa infusión, el mejor pretexto para la amena charla y el diálogo.



Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, uno habla mientras el otro toma, y viceversa.




Es la sinceridad para pedir el cambio de yerba, o más agua, o terminar con el ¡GRACIAS!



Es la afectividad hecho momento. Es un tiempo sagrado que se disfruta a plenitud del compañerismo.


Es la humildad para ofrecerse a cebar, y la modestia para preguntar: ¿Está rico, no?



Es la generosidad de dar hasta el final, la hospitalidad de la invitación y la justicia del uno por uno.



Es el compromiso de decir gracias, al menos una vez al día.



Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin más pretensiones que para compartir.




Queridos compatriotas: ¡Qué importante el tereré! Disfrutemos a plenitud de este símbolo de nuestra nacionalidad, para mantenernos humildes, leales, fraternos, solidarios y comprometidos.


¡¡ÉXITOS!!

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